lunes, 22 de septiembre de 2014

LA TORRE DE MI PUEBLO (1)

Es una "gozada" al acercarnos a un pueblo o a una ciudad contemplar sobre el cielo azul las torres de la catedral o de los templos. Gozada sí, como la de los peregrinos  de Santiago  de Compostela que al llegar al MONTE DEL GOZO divisan por primera vez las torres de la catedral, término de su peregrinación,
¡Qué visión más hermosa la de la torre de nuestra iglesia de la Zarza cuando la cotemplamos desde distintos lugares a las afueras del pueblo como desde la carretera de Masueco, de Mieza o del Cotorro. Esa visión nos hace respirar honda espiritualidad. Nuestra torre es una ESPADAÑA, hecha de bloques de granito, con tres ventanas, dos ocupadas por dos campanas de bronce -la grande y la chica- y la tercera ventana que se alza por encima de las otras dos ha sido rellenada en los últimos años por una campana de pìedra, campana muda. Nuestra espadaña como tantas otras se cubre con un gran gorro: el nido de la cigüeña.
Las torres de las iglesias tienen, unas forma cónica, otras tienen forma de cubo y las más modestas forma de espadaña. Esta es de una sola pared. Esta es la forma de nuestra torre. Nuestra torre sin ser demasiado alta, no deja de ser esbelta. No pocas torres en espadaña son achatadas, casi no pasan de ser mas que un simple "campanario" Estas no expresan nada, solo se expresan por las campanas que sostienen.
Es una lástima que la torre de la Zarza no se haya incluido en el escudo del municipio. En nuestro escudo añadiría belleza heráldica a nuestra modesta zarzamora.
Las campanas de nuestro pueblo como todas las campanas de las iglesias son unos seres sensibles con alma y corazón. Comunican mensajes, hacen llamadas, expresan sentimientos. El mensaje más alegre que nos comunican al canto del gloria de la vigilia pascual es que Cristo ha resucitado. Y también como expresa un villancico en Navidad: "Nunca suenan las campanas con tan dulce claridad". Ese mensaje pascual  se renueva en los días festivos  llamando al pueblo a la asamblea eucarística. El toque a misa los domingos cuando se hacía el repique de las dos campanas. Era un verdadero arte interpretado por pocos. Mensajeras de la alegría eran nuestras campanas cuando eran volteadas durante la profesión del patrón de la parroquia. Alegría también, más intima cuando la campana chica repicaba al ser llevado un niño a bautizar. Alegría cuando mi sobrino José Antonio volteaba la campana chica en mis bodas de oro sacerdotales... (video abajo)

Hay otro toque da campanas que comunican un mensaje triste. Lo llamamos el "DOBLAR DE LAS CAMPANAS". El gran novelista norteamericano Ernest Hemminway escibió una novela que tituló: "POR QUIÈN DOBLAN LAS CAMPANAS"?  Y su tema es la guerra civil española. Cuando un miembro de la comunidad acaba de fallecer las campanas doblan.
También había otro tañido de campanas que sonaba de un modo arrebatado. Comunicaban que se había producido un incendio y llamaban al pueblo a colaborar en su extinción sin esperar a que lleguen los bomberos.
Estando yo de párroco en Guijuelo y en mi ausencia por un viaje que hice al Paraguay hubo un incidente con las campanas de la iglesia. Un hijo del pueblo, hermano lego de una orden religiosa fue de visita a su pueblo de Guijuelo con otros compañeros. Subieron a la torre. Quiso demostrar a sus compañeros "lo bien que sonaban las campanas de su pueblo" y fue probándolas una tras otra, las cuatro. Resultó que lo que tocaban era el doblar por el que se comunica al pueblo una defunción. Las mujeres tan atentas en cumplir con los difuntos y su familia empezaron a "suponer" quién sería el muerto... y llegaron a identificarlo y a marchar a casa del supuesto muerto. Cuando me lo contaron me resultó divertido en parte por la indignación de la gente. ¡La pobre toma tan en serio el sonido de la campana! Que conste que no fué el día de los inocentes sino en el mes de agosto...

                                                (Continuará)

sábado, 13 de septiembre de 2014

LAS PARRAS DE MI PUEBLO

En mi camino hacia la iglesia por la calle Sagrado Corazón de Jesús, encuentro una casa cuyas paredes están recubiertas de unas parras con numerosos racimos de uvas. Es verdad que si tomo otra calle me encuentro con otra parra que no tiene ningún racimo. En tiempos no muy lejanos estas parras dentro del pueblo eran más abundantes. Además de estas vides domesticas, han abundado y todavía encontramos algunas higueras dentro del casco del pueblo.

La vid y la higuera, son dos plantas bíblicas, de modo que en tiempos de paz, como en el reinado del Rey Salomón, cada israelita se sentaba bajo su parra y bajo su higuera. La viñas bíblicas tienen su historia que empieza con Noé "Noé era agricultor y fue el primero en plantar una viña. Bebió del vino y se emborrachó y quedó desnudo dentro de su tienda." (Génesis 9,20-21).

Otra viña fue ocasión de mayores males en tiempos de Elías, cuando el rey Acab quiso adquirid de Nabot la viña heredada de sus padres, y al negarse a vendérsela, la reina Jezabel entró en acción para quitarse de en medio a Nabot mediante calumnia y asesinato, para ofrecerle a su marido la viña. (1 Reyes 21).
 
En numerosos pasajes del antiguo testamento la vid y la viña representan al pueblo de Israel. En Isaías tenemos el canto a la viña. Dice el profeta: "Mi amigo -el Señor- tenía una viña en un fértil collado, la entrecavó, quitó las piedras, plantó nuevas cepas, construyó en medio una torre y cavó un lagar. Esperaba que diese uvas, pero dio agrazones... Pues os hago saber lo que haré con mi viña: quitar su valla, destruir su tapia, no la podarán ni escardarán, allí crecerán zarzas y cardos... La viña del Señor del universo es la casa de Israel. Esperaba de ellos derecho y ahí tenéis sangre derramada, esperaba justicia y ahí tenéis lamentos" (Isaías 5).

El salmo 79 con la misma imagen de la viña narra la historia de Israel desde la salida de Egipto hasta que se establecieron en Canaán y con un final semejante al que cuenta Isaías.

El libro de los Números (uno de los cinco de Moisés o Pentateuco) nos habla de los exploradores que por orden del señor mandó Moises para reconocer la tierra prometida, y en este pasaje la viña aparece como signo de abundancia. La exploración se limitó a la región de Hebrón: "Subieron por el Negueb y llegaron hasta Hebrón... llegados al Valle de Racimo cortaron un ramo con un solo racimo de uvas, lo colgaron en una vara, y la llevaron entre dos. También cortaron granadas e higos" (Número 13 21 y siguientes). Esa zona la recorrí en mi peregrinación a tierra santa, en el camino de Jerusalén a Hebrón había pequeñas parcelas de viñas con terreno pedregoso y muy seco. Por eso las vides estaban como agarradas al suelo para conservar la humedad que les llega de rocío de la noche. Explicaba el guía que hoy esas vides siguen dando racimos enormes.

Frente a la ingratitud de Israel, la viña que no dio uvas sino agrazones Jesús se presenta como la vid verdadera, autentica, siendo su Padre, el que la cultiva y sus discípulos las ramas. Y ahora, "si una de mis ramas no da uvas la corta, pero si da uvas la poda y la limpia para que de mas... el que permanece unido a Mi y yo al él da mucho fruto, pues sin mí no podéis hacer nada... yo soy la vid, vosotros los sarmientos, quien no permanece en mí lo tiran fuera como el sarmiento y se seca. Luego lo recogen y los echan al fuego y arden" (Juan 15, 1 y siguientes).

Destaquemos en este pasaje y en otro de San Juan su insistencia en "permanecer unidos a la vid verdadera que es Cristo".

jueves, 4 de septiembre de 2014

LOS JARDINES DE MI PUEBLO

"Después Dios el Señor plantó un jardín en la región del Edén, en el oriente y puso allí al hombre que había formado. Hizo crecer también toda clase de árboles hermosos que daban fruto bueno para comer" (Génesis 2,8-9).

Entre los varios oficios que estos primeros capítulos del Génesis le atribuyen a Dios (lo que llamamos antropomorfismos: así alfarero modelando el barro, anestesista durmiendo a Adán) está este DIOS PRIMER JARDINERO.


Todo nuestro pueblo es jardinero. Hay jardines públicos y particulares, "El abrevadero" (llamado "El pilar") del centro del pueblo que con el barro y los excrementos de las vacas ofrecía siempre un aspecto desagradable a la vista y al olfato, se ha convertido en un jardín de vivos colores con sus rosales y adelfas. Más modesto es el del "Tumbaron", con su olivo y sus zinnias. Pero son los jardines particulares tan abundantes los que llaman la atención a los visitantes


En ellos después del descanso del invierno, aun antes de aparecer la primavera, son las prímulas con los alhelíes y las maravillas las que dan su color. Siguen anunciando la llegada de la primavera los tulipanes de variados colores con los narcisos. En estos jardines por la primavera compiten en color y en perfume las azucenas "lirium candidum", los geranios, tagetes, hortensias, rosales, adelfas, gladiolos, margaritas y para cerrar el ciclo floral, los crisantemos que aquí los llamamos "las despedidas del verano", flor muy cultivada por los floristas, con la portentosa variedad de formas y colores para ser cortada con larga duración. Flor entre nosotros asociada a los muertos por florecer por los días de los difuntos.


Me he referido a los jardines plantados por la mano del hombre. Pero hay una planta de flor, la petunia rústica, que no puede menos de haber sido sembrada y cuidada por la mano de Dios. Florece sobre el pavimento de la carretera y de las calles, pegada a las paredes. A veces la acompaña "Dondiego de noche". Y estas dos plantas no tienen que envidiar a la floración de las de los jardines.

En Asunción del Paraguay, donde he vivido largos años, abundan en muchas casas los jardines, pero carecen de esa variedad de colores de los jardines de nuestro pueblo. He procurado que el jardín de la parroquia, que ocupaba grandes espacios, no careciese de colores. Lo conseguía cultivando petunias, cannas, alegría de la casa y bougabillea (Santa Rita la llaman), que es una arbusto de largas ramas, con espléndida floración. También tenía otros dos arbustos con flores blancas muy pequeñas, que florecían varias veces al año, que despiden un intenso perfume que llena todo el contorno.
La causa de que los jardines allí no luzcan tanto como aquí, es el excesivo calor del verano, y así la floración de la mayoría tiene lugar en invierno, como sucede también con los geranios, cuya floración es mucho menor que la de aquí. Por eso allí se cultivan plantas de vista, por la variedad de colores de las hojas, como el croto, cuyas hojas adquieren vivos colores al sol. También tenía unos esplendidos helechos colgantes. Allá tenía una no pequeña ventaja, en una calle próxima al templo, había numerosos puestos de venta de plantas al aire libre.

Si en el Génesis Dios se presenta como jardinero, en el Cantar de los Cantares, el esposo aparece disfrutando de su jardín y de las flores. He aquí algunos breves textos:


La esposa al coro que le pregunta adonde se ha ido su amado, le responde: "mi amado se ha ido a su jardín perfumado a apacentar su rebaño y cortar rosas". (Cantar 6,2).
·     El esposo dice: "Mi amada es entre las mujeres, como una rosa entre espinos". (Cantar 2,2)
·  Para el esposo, la esposa es: "jardín cerrado, cerrada fuente, sellado manantial, jardín donde brotan los granados de frutos exquisitos, jardín donde hay flores de alheña, nardos y azafrán, caña aromática y canela, toda clase de árboles de incienso, de mirra y de áloe". (Cantar 4,12)

Nuestro pueblo no es el paraíso, pero todo jardín lo evoca. Por algo en Paraguay muchas parroquias tienen su jardín parroquial más o menos florido.